Me viste, me miraste,te ví, te reconocí, te miré
y volví a hacerlo.
Nos encontramos,
después de mucho tiempo,
sólo por casualidad.
Frenaste tu coche, bajaste,
sonreí, sonreíste,
nos abrazamos, y
el tiempo se detuvo por completo
en este momento,
transformándose en eternidad.
Aún después de mucho tiempo,
mantuvimos la misma sintonía,
sentimos igual, nos pasa lo mismo....
es algo tan especial,tan inexplicable,
y tan raro....pero tan real.
Charlamos, sin dejar de sostenernos
la mirada ni por un segundo.
Nos miramos atravezando la luz de
nuestros ojos, veíamos más allá, lo
invisible, lo escencial, lo que nadie puede ver
acerca de nosotros, el brillo, la magia...
Dos sonrisas que no podían desdibujarse
de nuestros rostros embobados....
Hacía tanto que no sonreía así,
hacía tanto que mi sonrisa no era
el reflejo de una inmensa felicidad que
me desbordara el cuerpo y el alma.
Cuatro ojos mirándose fijos, al borde de las lágrimas,
de la emoción, humedecidos por la felicidad
de habernos encontrado un día cualquiera,
por la sorpresa de estar tan cerca y juntos
de nuevo, sintiéndonos, mirándonos.
Hablando de la vida,
de tus cosas, de las mías,
aunque vos y yo sabíamos que
lo importante y lo verdadero,
iba mucho más allá de lo que
pudiéramos llegar a decir.
Sólo nos mirábamos y sonreíamos,
sólo necesitábamos estar ahí,
estar juntos....
Fue tan fuerte lo que vivimos,
tan inmenso,tan intenso,
tan verdadero y tan único....
Por momentos, el silencio,
nos invadía y pasaba un ángel,
ya no había nada más para decir,
los sentimientos eran más fuertes,
y podían más que las palabras,
nos dejaban mudos....
Aún así, ninguno,
ni tu, ni yo, intentaba despedirse,
sólo nos mirábamos y sonreíamos,
porque sólo necesitábamos estar ahí,
estar juntos....
Ludmila Forni.
